La familia, factor clave para el desarrollo educativo
Claudia Rivera Hernández
“El objetivo de la educación es la virtud y el deseo de convertirse en un buen ciudadano”
(Platón. 427-347 A. C. Filósofo griego y maestro de Aristóteles).
En los documentos de la UNESCO se lee que la educación en un bien público y un derecho fundamental para los seres humanos, sin embargo generalmente dejamos la función educativa en manos del gobierno y olvidamos que, además de los planes de estudio y programas públicos, existen otros elementos que son más cercanos a los niños y jóvenes, me refiero a su entorno familiar, pues la familia se convierte en esa red de soporte que da confianza y certeza en su desarrollo individual y colectivo.
A la luz de los recientes análisis de las barreras del aprendizaje y la participación se observa que la generación de jóvenes entre 14 y 18 años provenientes de zonas urbanas del centro del país, son las mujeres, quienes consideran que existen mejores condiciones para ellas y perciben la relación con sus docentes y compañeros de clase como favorables para su desarrollo educativo, mientras que los hombres perciben que tienen menos condiciones, posiblemente porque las políticas de inclusión se enfocan sobre todo en cerrar las brechas de género de las mujeres.
Las investigaciones educativas en zonas urbanas, muestran que las barreras prácticas, que se traducen en infraestructura y técnicas, no representan un factor decisivo, pero si los aspectos ideológicos los cuales se traducen en barreras culturales.
Las barreras culturales se relacionan con las ideas, creencias y comportamientos que determinan la forma de actuar de los actores que rodean a la persona, la cual permea en el ser de cada individuo como ideología. La ideología es la visión del mundo que comparte una generación.
En este sentido, los estudios describen que las nuevas generaciones no están dispuestas a colaborar en actividades que no son organizadas por ellas mismas, no son proclives al trabajo en equipo y mucho menos a la idea de apuntalar acciones colectivas que ellas no encabezan.
Las nuevas investigaciones arrojan también, que el factor que mas influye en las barreras del aprendizaje y la participación es la relación entre la familia del estudiante y el ámbito educativo. En otras palabras, es la familia la que transmite el respeto y cumplimiento de la norma que junto con la educación formal, lograrán influir en el joven estudiante fortaleciendo la idelogía del bien común.
No es la escuela quien educa a las nuevas generaciones, es la familia y su entorno inmediato, los que impactan en del desarrollo de la niñez, para bien o para mal.
A la luz de estos hallazgos, relfexiono sobre la necesidad de reforzar la inclusión sin generar externalidades hacia los jóvenes de género masculino. Quien dirija la política educativa del país, debe evitar que se reproduzcan desigualdades entre hombres y mujeres pero con un enfoque universal, donde el género no sea la causa de las arbitrariedades.
El sistema educativo ha olvidado que la familia es un factor clave en la reproduccion de valores y principios, por lo que quien aspire a gobernar nuestro país debe impulsar programas de apoyo para las familias y no exclusivamente para la niñez. Dos temas son reiterativos en las problematicas educativas: el uso de la tecnología y la formación en valores, con ello podríamos aspirar a vivir en un estado donde exista un marco de referencia común, donde los valores sean homogeneos y la formación procure el bien colectivo.
Estas reflexiones me hacen recordar una frase que leí en mi epoca de estudiante universitario: “A Napoleón le preguntaron a qué edad se había de empezar a educar a los hijos y él respondió: “Veinte años antes de que nazcan, educando a los padres.”