Pobre oposición pobre
Nicolás Dávila Peralta
Punto de Vista
Los ciudadanos han decidido el futuro del país en un proceso electoral inédito en
los 200 años del México republicano. Con el voto del 60 por ciento del electorado,
la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, será la primera mujer que dirija los destinos
del país.
El 2 de junio, los ciudadanos tuvimos el derecho de elegir libremente sobre dos
tipos de país para el futuro inmediato: continuar con el cambio iniciado en 2018 o
regresar al pasado neoliberal iniciado en 1988, con la llegada al poder de los
tecnócratas educados en Estados Unidos que implantaron un modelo económico,
político y social marcado por la acumulación de capital, el empobrecimiento de la
población y la sujeción a los dictados de los capitales internacionales.
Otro aspecto que hizo únicas estas elecciones es que a la par de la elección
presidencial, los ciudadanos decidimos el rumbo del Poder Legislativo federal y en
algunas entidades del país, como Puebla, el Poder Legislativo del estado,
gobernador y presidentes municipales. Es decir, decidimos la estructura de
gobierno en los tres niveles: federal, estatal y municipal.
La decisión de los electores ha sido clara: la mayoría de quienes acudieron a las
urnas dieron un voto de confianza a la transformación del país iniciada en 2018 y
frenaron el intento de regresar al poder de los viejos partidos que dominaron el
escenario político en el siglo XX y los primeros 18 años del actual.
El triunfo de la alianza “Sigamos haciendo historia” fue contundente. A pesar de
que los presidentes de los partidos de la alianza creada por el empresario Claudio
X. González salieron a declarar a las seis de la tarde de la hora del centro a
proclamar su triunfo en seis de las nueve gubernaturas en disputa, y de que la
candidata Xóchitl Gálvez apareció media hora después a decir que había
triunfado, el conteo del PREP marcó el triunfo de Claudia Sheinbaum y pasada la
media noche, la candidata de Claudio X. González reconoció su derrota.
Los errores de la oposición
La ventaja entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez fue de 30 puntos, con lo que
resulta inobjetable el triunfo y muestra las deficiencias de una oposición que pudo
ser más propositiva, pudo presentar al electorado un proyecto de país claro,
viable, convincente. Sin embargo, tanto en los cinco años y medio del gobierno de
López Obrador, como en la campaña electoral prefirieron una estrategia de
agresiones, denuestos, calumnias, racismo y discriminación.
México requiere una oposición madura, responsable, capaz de ser un verdadero
contrapeso del poder; pero esa oposición actualmente no existe en el país. Lo que
tenemos son tres partidos que perdieron el rumbo desde 1988, cuando el PRI se
volvió neoliberal, el PAN se volvió su aliado y el PRD se cobijó a la sombra de
estos partidos a partir de 2006.
Fue entonces que se apoderaron de la oposición los poderes fáticos, primeros
damnificados de la Cuarta Transformación. La separación de la política del poder
económico, no gustó a los empresarios beneficiados por el neoliberalismo. Las
empresas periodísticas privadas y sus opinadores dejaron de recibir los beneficios
del poder y las clases que se consideran ricas (ricos son una minoría, los demás
es clase media alta) intensificaron el clasismo, el racismo y la discriminación.
Por otra parte, la alta jerarquía católica vio siempre con cautela el arribo al poder
de una opción de izquierda y, a partir del asesinato de tres sacerdotes jesuitas en
la sierra Tarahumara se volvió crítica del gobierno, en tanto que el sector
fundamentalista de la iglesia resucitó el fantasma del comunismo.
Sin embargo, todos se olvidaron de lo principal: evaluar las causas de su derrota y
ser propositivos, construir un proyecto de nación que convenciera al electorado.
Esto no sucedió tampoco en las campañas electorales; todo fue atacar, calumniar,
espantar al electorado con el fantasma del comunismo y hasta del anticlericalismo.
Se olvidaron de que el electorado es más crítico. Incluso un alto porcentaje de los
votos de la clase media fue para Claudia Sheinbaum.
A pesar de sus errores, sin embargo, hoy la oposición clama ¡fraude!, y pide un
conteo voto por voto. Esto demuestra la incapacidad del líder de la alianza, de los
líderes de los partidos y de la candidata derrotada de ver la realidad y la
incoherencia de sus acciones.
Puede haber un conteo voto por voto, pero la ventaja no disminuirá en absoluto y
sólo confirmará su fracaso. Además, los que hoy gritan ¡fraude!, son los que en
2006 aplaudieron el fraude electoral del panista Felipe Calderón y se opusieron al
voto por voto; los que hoy acusan elección de estado, son los que apoyaron la
abierta y cínica intervención de Vicente Fox en ese fraude de 2006.
Reitero, México necesita de una oposición madura, propositiva, verdadero
contrapeso. Pero la que tenemos hoy es una caricatura deforme (como los
cartones de Magú) de oposición que da lástima y, a veces, hasta da risa.