Punto de vista
por Nicolás Dávila Peralta
Quienes se dedican de lleno a la política son o deberían ser conscientes de que sus actividades afectan a toda su familia, cada miembro se convierte en una persona sometida al escrutinio público, pero también se ve expuesto a ser usado en la propaganda negra en contra del político, ya sea para desprestigiar a quien ejerce un cargo en la administración pública o como parte de una estrategia electoral.
Cabe recordar a la familia López Portillo. Cuando fue presidente, puso al frente de la cartera de cultura a su hermana y presumió que su hijo era “el orgullo de mi nepotismo”. Carlos Salinas tuvo en Raúl su hermano incómodo.
A lo largo de este sexenio presidencial hemos visto cómo los hijos y la esposa del presidente López Obrador han sido objeto de calumnias, apodos ofensivos, entre otros recursos de la oposición para desprestigiar la gestión presidencial. No es necesario destacar en esta columna las expresiones soeces difundidas en redes sociales en contra del hijo menor del presidente; pero recordemos entre otros ejemplos los ataques al hijo mayor de Andrés Manuel López Obrador, empezando con el infundio de la “casa gris”.
En este ataque a la familia presidencial han destacado las legisladoras panistas, principalmente “las tres comadres”: Kenia López Rabadán, Lilly Téllez y la actual candidata presidencial Xóchitl Gálvez quien ha tenido la desfachatez de decir que sólo ella puede criticar a López Obrador.
“Las tres comadres” han usado la tribuna del Senado de la República para atacar no sólo al presidente, sino a sus hijos; han saturado las redes sociales con sus mensajes calumniosos y la candidata, no hay discurso en donde no dedique al menos, una expresión en contra del mandatario.
Sin embargo, lo que no han pensado los políticos y los comunicadores, escritores y los mal llamados líderes de opinión, alineados con la oposición y proclives a la guerra sucia, es que ellos y sus familias están igualmente sometidos al escrutinio público.
Lo sucedido con los hijos de Xóchitl Gálvez es un ejemplo.
En el Senado de la República, una legisladora dio a conocer un video del hijo de la candidata, tomado el año pasado. En él se ve al retoño de doña Xóchitl en estado de ebriedad, agrediendo a unos guardias de seguridad con majaderías y retándolos; “¡Qué! ¿No tienen huevos?”, es la expresión que repite varias veces.
El video se ha hecho viral en las redes sociales, con efectos inmediatos en las decisiones y declaraciones de la candidata.
El “hijo incómodo” fue designado responsable de la campaña en redes sociales dirigida a los jóvenes. Hace unos días, en una intervención ante jóvenes, dijo que Xóchitl Gálvez, como presidenta, sería “la madre de los mexicanos”. Hoy, como efecto del video publicado, el joven pidió perdón y renunció a su cargo en el equipo de su mamá.
Por su parte, la candidata aseguró que después de ese penoso episodio su hijo no toma licor y se ha corregido.
El enredo de dos nombres
Aún seguían los memes al hijo de doña Xóchitl en las redes sociales, cuando el medio informativo “Sin Embargo”, dio a conocer que la hija de la candidata tiene doble identidad, conforme a las pruebas documentales que presenta una reportera de ese medio.
Sucede que de acuerdo con el reportaje de “Sin Embargo”, la hija de la candidata tiene dos actas de nacimiento y dos claves del Registro de Población (CURP), ambas válidas.
En una de las actas de nacimiento, el nombre de la hija es Diana Vega Gálvez, hija de Bertha Xóchitl Gálvez y Luis Ernesto Vega Chacón; en esta acta de nacimiento, fechada el 15 de marzo de 1988, se indica que ambos padres acudieron a registrar a la niña.
Pero hay otra acta de nacimiento en donde el nombre completo de Diana es: Diana Llamas Gálvez, hija de Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz y de Francisco Llamas de la Fuente; la fecha de registro es el 24 de junio de 1988.
El asunto es grave por varias razones. La primera, la hija aparece con un papá diferente en cada acta de nacimiento y por tanto, con apellidos diferentes; ninguna de las dos actas fue anulada, por lo que Diana aparece con dos registro en la CURP, es decir, son legalmente dos personas distintas; la hija, empresaria, puede manejar ambas personalidades en su vida empresarial.
El segundo problema es que esta situación contradice las declaraciones que ha hecho la candidata de la derecha en varias ocasiones, sobre su vida personal.
En una entrevista para el libro “Xingona, una mexicana contra el autoritarismo”, afirma que Luis Ernesto Vega Chacón la abandonó cuando tenía seis meses de embarazo de su hija y que no lo volvió a ver. Pero en el acta de nacimiento del 15 de marzo de 1988, se indica que ambos padres acudieron a registrar a la hija y firmaron el acta.
Además. Vega Chacón aparece como funcionario del desaparecido Instituto Nacional Indigenista, cuando estaba a cargo de Xóchitl Gálvez, en el gobierno de Vicente Fox.
El segundo papá, Francisco Llamas de la Fuente, aparece en el mismo sexenio de Vicente Fox como Coordinador de Presidencia de la República en 2002.
Es claro que debe respetarse la vida de los familiares de los políticos; sin embargo, Xóchitl Gálvez decidió que sus hijos pertenecieran al equipo de campaña, con tareas muy claras y relevantes: el manejo de las redes sociales, administradores de bots, es decir de la campaña negra en contra del presidente y la candidata de Morena; por tanto, los convirtió en figuras públicas y como tales han sido tratados.
Los problemas que hoy enfrentan los dos hijos, tienen como causa esta situación, de convertirlos en figuras públicas; algo que pocas veces hacen los políticos. A esto se unen las torpezas de la candidata que hoy repercuten en sus hijos.
Esperemos cuál es la respuesta de Xóchitl Gálvez ante esta situación que ha afectado a su familia.
Retazos
El viernes 5 fueron encontrados los restos desmembrados de varias personas en el Periférico Ecológico de la ciudad de Puebla, a la altura de la unidad habitacional La Guadalupana y la salida al penal de San Miguel. Esta situación ha impactado a los habitantes de la capital del estado que se mantenía hasta ese día alejada de situaciones como ésta. Es importante que quienes aspiran a un cargo de elección popular, en cualquiera de los tres niveles de gobierno, asuman que la deuda de las actuales administraciones federal, estatal y municipal es la inseguridad.