Sobre lo político y la ciudadanía
Por: Claudia Rivera Hernández –
¿Seguridad Pública o seguridad ciudadana?
A seis meses previo al proceso electoral más grande de la historia en Puebla, donde elegiremos de manera simultanea autoridades locales y federales, es común discutir sobre lo que nos deparará el proceso electoral, los perfiles de los candidatos, propuestas y promesas de campaña, sin embargo, recurrentemente nos centramos en dos temas muy específicos: el alto costo de la vida y la inseguridad que vive nuestro país.
Me pregunto quién no ha conocido a alguna víctima de delito, sea en el transporte público, porque tuvo robo a casa habitación, porque fue victima de la falsificación de un documento, fue víctima de un delito por internet o cualquier otro suceso delictivo que pueda llegar a su mente en este momento. Ante esto, me cuestiono porqué en otras latitudes del mundo los niveles de violencia y criminalidad se mantienen controlados mientras que en América Latina los índices crecen exponencialmente año tras año, posicionando a la seguridad ciudadana como una de las principales demandas que la sociedad hace a los gobiernos.
Una posible respuesta podríamos encontrarla en el enfoque de seguridad que cada país ha implementado. Por ejemplo, en México, el artículo 21 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, define a la seguridad pública como “una función a cargo de la Federación, los estados y los municipios cuyo fin es la prevención, persecución y sanción de las infracciones y delitos”. En este sentido, el concepto de seguridad pública se desarrolla de manera vertical, bajo los principios y lineamientos del estado y atendiendo a la legalidad, sin embargo su enfoque no se centra en el respeto a los derechos humanos, sino en salvaguardar el orden público.
Por su parte, la propuesta del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) contempla la seguridad desde un punto de vista más integral, pues explica que la seguridad ciudadana es un proceso en el cual se fortalece y se protege el orden civil democrático, respectando los derechos humanos y promoviendo una coexistencia segura y pacífica. La seguridad ciudadana es un bien público.
En este sentido, hablar de seguridad ciudadana implica la existencia de una estrategia compartida entre el estado y la sociedad, tal como muchos países lo han hecho y han logrado mejorar la calidad de vida de sus habitantes, previniendo la criminalidad y fortaleciendo los procesos de formación ciudadana basados en el respeto a la ley y la tolerancia. Desde este enfoque, se contemplan cuatro aspectos que los gobiernos deben considerar. Primero, el espeto irrestricto a los derechos humanos; segundo, promover que los cuerpos policiales gocen del respeto ciudadano; tercero, crear políticas públicas eficientes; y cuarto, utilizar tecnologías disruptivas que favorezcan la prevención del delito.
Ante estos conceptos y de cara al próximo proceso electoral, debemos cuestionarnos como ciudadanos, si estamos dispuestos a contribuir con la cultura de la legalidad, pero más importante será evaluar cómo los candidatos a ocupar los cargos de elección popular en el 2024, proponen eliminar la violencia y la criminalidad.
Nuestra postura como ciudadanos debe ser más analítica y crítica. Les invito a analizar más allá del slogan, la propaganda y la posible afinidad ideológica, Escudriñemos las propuestas de cada uno de los contendientes en su experiencia, formación y resultados previos, no caigamos en la descalificación o el clientelismo popular, pues los retos que enfrentamos en el tema de seguridad pública no son menores, afectan a todos y cada uno de los habitantes de esta hermosa ciudad.
Preguntemos a los candidatos ¿Cómo modernizarán los cuerpos policiacos?, ¿Qué mecanismos utilizarán para reducir la impunidad?, ¿Cómo reconstruirán la confianza ciudadana en las autoridades? y ¿Qué mecanismos utilizarán para recomponer la cohesión social? Como ciudadanos, merecemos salir de casa en libertad, con la certeza que nuestros familiares regresaran sin haber sufrido eventos de crimen o violencia.
