Los laberintos de la emoción
Cuando los ciclos cambian por amores jóvenes, pasiones desmedidas, y hasta cambios de vida
Por: Román Sánchez Zamora –
Cuando papá se fue, sentí un gran vacío en mi ser, sabia que el estaba lejos, sabia su dirección, no nos fuimos con él porque yo debía continuar la escuela, los abuelos aquí están, además nuestros muertos están y permanecerán aquí, ya viene la fiesta de difuntos y ellos se decepcionarían si nos alejamos de donde ellos reposan, un día sé que los veré.
Le pedí al pastor que dijera algunas plegarias para que a mi padre le vaya bien.
De pronto no supimos nada de él.
Lo fueron a buscar, ya no vivía allí, ya no trabajaba con su compadre desde hace meses, le dijo que volvería a casa, por eso no aviso, para dar la sorpresa, al saber sólo se quito su sombrero vaquero, se rascó la cabeza y se disculpó.
Era la misma de historia de muchos, una chica de 17 años, llevaba la comida a la planta, la repartía, ya ellos pagaban al final de la quincena, era cuando ella llegaba acompañada de su papá, para cobrar y sentirse segura.
Algo sucedió a mi padre, cuando vio a esta chica que lo hizo olvidarse hasta de su propia familia, de mí, que para mí era y es mi héroe, el primer ser admirado, llegaba cansado y eso no lo sabía yo; hasta hoy, que yo ya trabajo… -¡Grecia!-, me gritaba y yo corría hacia él, siempre.
Un hombre de su edad, pierde la cabeza cuando una chica joven lo observa y por qué no, también se enamora, allí me di cuenta que la edad solo era una historia de vida, que para muchos es interesante.
Una vez la vi, muy joven, bonita, con un niño que después supe que era mi medio hermano, esta chica era menor que yo y creo amaba mucho a mi papá…